Martin Bormann (nació en Halberstadt, 17 de junio de 1900 y murió el 2 de mayo de 1945), destacado líder de la Alemania Nacionalsocialista, Jefe de la Cancillería y director del NSDAP desde 1941 y secretario personal de Adolf Hitler.
La carrera política de Bormann, que puede dividirse en cuatro fases:
1- Desde 1920, en que se forma ideológicamente, hasta 1933, en que es nombrado Jefe del E. M. de Hess.
2- Desde 1933 a mayo 1941 en que Hess vuela a Inglaterra para tratar de conseguir la paz. Bormann es nombrado Parteikanzlei (Canciller del Partido) cargo recién creado para sustituir a la Lugartenencia, con más poderes, además, que ésta.
Ello le confiere el rango de Ministro del Reich.
3- Hasta abril 43, en que recibe además el título de Secretario Personal del Führer.
4- Hasta la muerte de Adolf Hitler y el fin del Tercer Reich.
El Reichsleiter Bormann fue uno de los NS más radicales en lo referente a la política racial.
La Cancillería del Partido no cesaba de presionar sobre el Ministerio del Interior para que toda la legislación antisemita fuera cumplida a rajatabla. El Partido, según su parecer, debía ser quien se enfrentara directamente con el problema judío. Para él esto sólo se lograría por la expulsión total de los judíos del territorio del Reich, y -mientras tanto- por la total imposiblitación de influir o mezclarse con el pueblo alemán.
Bormann, como otros líderes NS, consideraban criminal para la salud biológica del país que mientras lo más sano y granado del país moría en los campos de batalla, ciertas categorías de enfermos mentales o incurables, cuya misma personalidad humana estaba radicalmente menoscabada, siguieran procreando a cubierto de todo peligro.
Bormann dió orden al NSDAP de apoyar la política de eutanasia, ante los feroces ataques que le lanzó la Iglesia.
Bormann permaneció junto al Führer hasta el último instante. Fue quien remitió a Karl Dönitz el telegrama por el cual el Führer le designaba su sucesor. Después de muerto ya Hitler, intentó salir de Berlín para cumplir la orden del extinto Hitler de ponerse a disposición del Gran Almirante. En ese intento murió, aunque su cuerpo quedara confundido con la multitud de cadáveres del Berlín asediado. De no haber muerto Bormann, sin lugar a dudas habría dado cumplimiento a esa última orden recibida.
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